El valor subjetivo de las cosas según Tile Destacado

Lost Panda, de Deutsch LA para Tile

Transformando cosas en personas, aunque sea por un momento, este comercial cuenta una historia que empatiza con la necesidad del dispositivo tecnológico que vende.

Si hay algo que une a las personas con sus objetos es la emoción, más allá de que ciertas cosas tienen para muchos un valor más sentimental que de cualquiera otra naturaleza. Es lo que vio que podía utilizar como insight el creador de este comercial, cuyo cliente es justamente un dispositivo que permite rastrear y, por supuesto, encontrar objetos perdidos.

En este caso, la historia es muy cinematográfica y nos recuerda a tantas películas en que se extravían niños, entregando al protagonista de la misma –un oso panda de peluche–, características humanas que permiten representar ese apego que muchos sienten por sus cosas, que incluso los hace preguntarse no solo dónde estará, sino cómo.

Finalmente, tras una verdadera epopeya, el objeto recobra su condición de tal, sin perder aquello que lo hace valioso para las personas. Y esto ocurre cuando el dispositivo tecnológico que permitió encontrarlo mostró todos sus atributos, que lo hacen por tanto deseable. La angustia se disipa y las cosas vuelven a su curso normal.

De paso, el comercial aprovecha de enseñar la facilidad con que opera este dispositivo, que aplicado a un objeto se controla desde un smartphone. Tan fácil, que hasta un niño puede entenderlo, cualidad que es representada dentro de la historia a través de esas miradas de chicos que advierten la presencia del peluche cuando nadie parece hacerlo.

Tile y Deutsch

El anunciante es Tile, nombre del mencionado aparato que permite recuperar objetos muy queridos. La agencia que creó el spot es Deutsch de Los Angeles, donde el director creativo general es Guto Araki; el redactor senior, Jeb Quaid, y la dupla creativa está compuesta por Eric Manchester y Neal Desai.

La producción pertenece a Smuggler, compañía galardonada por la industria del cine, siendo allí el director cinematográfico Mark Molloy. Importante rol juega acá la música, que es dirigida por Eryk Rich y producida por Chase Butters.

 

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