Andrea Garderes: Día de la Madre en pandemia
Hay que pasar de la emoción a la acción, dice la socia y directora de Almabrands, en relación a la celebración de esta trascendental fecha en el contexto de la crisis sanitaria.
“Feliz día mamá. Gracias mamá. Contigo en todas mamá. Mamás cerca, mamás conectadas. Hemos esperado tanto… Ya nos abrazaremos mamá”.
Es fácil emocionarse por estos días con la pauta publicitaria que antecede al día de la madre, sobre todo cuando la mayoría de quienes somos hijos de mayores de 60 años llevamos varias semanas sin poder ver, o al menos tocar y abrazar, a nuestras propias madres.
Son múltiples los mensajes y las imágenes profundamente emotivos, que enfatizan el valor, la grandeza y la fortaleza de la maternidad, y que nos recuerdan que, aunque no estemos juntos, ahí estarán siempre ellas y su amor para acogernos y reconfortarnos.
También surgen emociones, pero en este caso dolorosas y negativas, cuando junto a esta pauta vemos cómo ha recrudecido la violencia doméstica contra la mujer durante el confinamiento. Solo durante el primer fin de semana de cuarentena en el país, las denuncias aumentaron un 70%, activando así nuevas medidas y protocolos para proteger a las mujeres en este nuevo contexto social.
Y la violencia no solo ha sido física: ser madre mientras el llamado es a quedarse en casa, ha profundizado brechas y desigualdades de género que no hemos podido resolver en años. Según la última encuesta de La Rebelión del Cuerpo, 58% de las madres se ha sentido presionada por lo que se espera de ellas durante la cuarentena.
Realidad que hemos visto con mayor profundidad gracias a nuestro estudio “Cambia Todo Cambia”, que desde su objetivo de entender en profundidad desde las personas el cómo están viviendo en el contexto actual, nos ha permitido retratar los dolores y desafíos a los que nos enfrentamos como chilenos, y donde este rol múltiple de la mujer en el hogar se levanta como una alerta.
"Llegó la hora de que pasemos de la emoción a la acción, y junto al saludo del día de la madre nos hagamos cargo de alguna de estas brechas con compromiso real y concreto."
“Si quiero hacer algo, tengo que pensar antes en preparar el almuerzo, en seguir trabajando; todos como que me quitan mi espacio, y de alguna manera me siento juzgada también, el colegio puso pautas, horarios y tengo la sensación de que lo estoy haciendo mal”, nos cuenta una madre de 35 años, de una familia de ingresos medios.
Asumir en paralelo distintos roles, con una intensidad altísima en cada uno: su rol en el mundo laboral, con la dificultad del cambio hacia un formato remoto; las responsabilidades de la casa, domésticas y de cuidado, que recaen casi totalmente en ellas; y la maternidad y educación, el preocuparse de que sus hijos no sólo estudien, sino que aprendan (en una modalidad educativa para la que nadie estaba preparado), y sean además emocionalmente atendidos y contenidos. Crear comidas día a día, ¡conseguir los suministros para esto! Resolver tensiones propias de la vida familiar, mientras cuidan la salud de los suyos como todos en medio de esta pandemia.
Tal vez no es suficiente un “gracias mamá”, para todas ellas. No será un saludo lleno de emoción lo que permitirá disminuir esas brechas, ni que la presión de ser madre, dentro o fuera de la cuarentena, empiece a ser más compartida.
Llegó la hora de que pasemos de la emoción a la acción, y junto al saludo del día de la madre nos hagamos cargo de alguna de estas brechas con compromiso real y concreto:
Hagamos visibles las brechas, seamos conscientes de las inequidades para que no sigan pasando inadvertidas como parte de nuestros sesgos inconscientes.
Promovamos, mostremos formas, maneras, caminos para avanzar hacia una sociedad más igualitaria entre hombres y mujeres.
Seamos, desde la acción, un ejemplo de equidad, de igualdad de oportunidades y de responsabilidades, en el día de la madre, y siempre.
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