Cristóbal Rodillo: La era de la hiperpersonalización

CEO de Prozer.io, se refiere a un concepto que emerge y está transformando el panorama comercial.

En un mundo donde el cliente tiene más opciones que nunca, las ventas tradicionales se están quedando obsoletas. Hoy, las personas no buscan productos genéricos ni experiencias estándar; exigen soluciones diseñadas específicamente para ellos.

Aquí entra en juego un concepto que está transformando el panorama comercial: la hiperpersonalización. La hiperpersonalización, impulsada por tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el análisis de big data y la automatización, permite a las empresas conocer a sus clientes con una precisión sin precedentes.

No se trata solo de utilizar el nombre del cliente en un correo electrónico; estamos hablando de anticipar sus necesidades, comprender sus deseos y ofrecerles productos o servicios antes de que sepan que los necesitan.

En Chile, las empresas están empezando a adoptar esta tendencia, pero el camino aún es largo. Si bien sectores como el retail, la banca y las telecomunicaciones han comenzado a implementar estrategias de hiperpersonalización, muchas pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan gran parte del motor económico del país, aún están explorando su potencial.

Esto plantea una pregunta fundamental: ¿cómo puede la hiperpersonalización beneficiar a un mercado como el chileno, donde coexisten consumidores digitales avanzados y otros que aún valoran las interacciones tradicionales?

"En un país tan diverso como Chile, la hiperpersonalización puede ser el puente entre las empresas y sus consumidores."

La respuesta está en el equilibrio. Las empresas deben aprovechar los datos disponibles —desde patrones de compra hasta interacciones en redes sociales— para construir experiencias personalizadas que no solo atraigan a los clientes, sino que los fidelicen.

Esto es especialmente relevante en Chile, donde la competencia en sectores como el comercio electrónico ha crecido exponencialmente desde la pandemia.

Por otro lado, la hiperpersonalización también abre la puerta a nuevas oportunidades. Por ejemplo, permite a las empresas ofrecer productos locales a consumidores específicos, fomentando así el crecimiento de economías regionales dentro del país.

Adoptar la hiperpersonalización no es opcional; es una necesidad para cualquier empresa que quiera mantenerse relevante en la próxima década. Esto no significa implementar tecnologías sofisticadas de la noche a la mañana, sino empezar a comprender a los clientes desde una perspectiva más integral y centrada en sus necesidades únicas.

En un país tan diverso como Chile, la hiperpersonalización puede ser el puente entre las empresas y sus consumidores. No se trata solo de vender más, sino de vender mejor: con propósito, precisión y empatía. Y para lograrlo, las empresas deben ser ágiles, innovadoras y, sobre todo, profundamente humanas.

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