Francisca Olivares: El superpoder de crear imágenes ahora elevado a mil

Directora ejecutiva Ahora Branding comenta su experiencia usando inteligencia artificial en el trabajo de esta empresa consultora.

Antes de desarrollar mi punto de vista, quiero dejar claro que me reservo el derecho de cambiar de opinión en el futuro, especialmente en caso de una eventual guerra contra los algoritmos, los robots y todo eso.

Además, como amante del arte y admiradora de los artistas, siento que esta nueva inteligencia no logra emular la fuerza de una obra creada por un ser humano. Para mí, el arte responde a una búsqueda existencial. Por eso, lo que crean los robots no será arte hasta que decidan independizarse de nosotros y crear por su propia voluntad.

Con estas aclaraciones hechas, me siento con la libertad suficiente para compartir mi experiencia utilizando inteligencia artificial en la construcción de marcas. En Ahora comenzamos a usarla oficialmente desde el año pasado.

No la usamos para logotipos ni isotipos (ni para crear este artículo), sino más bien como una fuente de inspiración para la norma fotográfica de las marcas, elemento clave de una identidad visual muchas veces relegada a un segundo plano.

En mi opinión, las imágenes son sumamente poderosas para robustecer el imaginario de una marca. Incluso me atrevo a decir que son más importantes que el logotipo. Aunque la esencia de lo que hacemos en Ahora es la misma de siempre (definir la estrategia de marca), con la inteligencia artificial nuestras habilidades para imaginar se elevaron al infinito.

En definitiva, desde que la usamos, nos ha dado superpoderes estéticos. Nos ha permitido evolucionar el modo en que guiamos a los clientes y con ello, evolucionar a los clientes también.

"... aunque entiendo el vértigo que puede dar pertenecer a una era tecnológica tan acelerada, mi recomendación general es abrazar la curiosidad, el asombro y entrar con todo al espiral creativo de las imágenes de nuestra era."

A continuación, los tres superpoderes principales:

1. Imaginar mejor al target: La palabra imaginar significa “representar en la mente la imagen de algo o de alguien”. En realidad, el trabajo con nuestros clientes siempre se trató de eso. Juntos proyectamos una versión mejorada del universo de la marca, con absoluta claridad de su propuesta de valor y de los sujetos específicos para los cuales este universo está diseñado.

Actualmente, con inteligencia artificial creamos imágenes de esos sujetos reales, lo que nos permite entablar una conversación mucho más dirigida y concreta sobre los clientes ideales para la marca. Trascendiendo lo demográfico, logramos imaginar a las personas desde su estilo, actitud, hábitat e incluso ocasión en la que decidimos hablarles.

Con esas imágenes en la cabeza, toda la narrativa de la marca queda mejor guiada. De esta manera, durante el proceso de consultoría, la imagen sirve como un instrumento para alcanzar aún más claridad estratégica.

2. Elevar el buen gusto al infinito: Personalmente, inspirada en Rick Rubin, he aprendido con el tiempo a confiar en mi buen gusto, incluso a abrazarlo como un talento. Con humildad, me he dedicado a cultivarlo y pulirlo, siempre guiada por una curiosidad natural por la estética de las cosas. Como tener buen gusto me parece una ventaja significativa en esta industria, he motivado a todo nuestro equipo a consumir imágenes con mayor sensibilidad y a entrenar también sus modos propios de ver, apreciar y contemplar.

Hoy, con la inteligencia artificial, estos modos de ver se materializan en imágenes reales creadas por nosotros mismos. Con esto, los universos visuales para nuestros clientes se han elevado a mil. Nuestras referencias fotográficas ya no están restringidas a lo que haya en Unsplash o a lo que podamos seleccionar de Pinterest (siempre con esa aclaración medio incómoda de “solo es una referencia”).

Con instrucciones ultra detalladas y con una sintonía visual muy fina, las imágenes que creamos ahora logran tener varias capas de autenticidad. Este buen gusto aplicado hace que las identidades de marca queden mucho más estéticas, interesantes y mejor alineadas a su estrategia.

3. Embellecer la ejecución del cliente: Antes, especialmente para clientes más chicos, algunas identidades visuales necesitaban restringirse para una producción posterior “práctica y realista”. De no ser así, por muy hermoso y seductor que nos hubiese quedado el universo de la marca, nos exponíamos a que toda la norma fotográfica quede olvidada en el manual como una utopía.

Incluso con normas “realistas”, para muchos clientes la producción de fotos se hacía un problema, desaprovechando la oportunidad de construir sus identidades con precisión, belleza y provocación.

En la actualidad, con las imágenes hechas con inteligencia artificial, tanto nosotros como nuestros clientes nos liberamos de estas restricciones. Sin recelo alguno y con absoluta generosidad, hemos enseñado a nuestros clientes a usar el robot, ayudándolos a desbloquear también este superpoder creativo.

Las fotos de productos físicos seguirán necesitando fotógrafos, estudios y todas esas cosas sumamente necesarias. Sin embargo, esas imágenes más narrativas, sugerentes, abstractas e incluso conceptuales de una marca pueden perfectamente ser creadas por los equipos de marketing internos, ahora independizados para multiplicar la abundancia de sus propios universos visuales.

La inteligencia artificial ha sido una tremenda herramienta de liberación creativa para mí y todo el equipo en Ahora Branding. Y aunque entiendo el vértigo que puede dar pertenecer a una era tecnológica tan acelerada, mi recomendación general es abrazar la curiosidad, el asombro y entrar con todo al espiral creativo de las imágenes de nuestra era.

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