Osvaldo Caviedes: El almacenamiento digital impulsó la revolución de los videojuegos

Primera parte del texto elaborado por el gerente de ventas para Chile, Perú y Ecuador de Western Digital, marca especializada en tecnologías de almacenamiento.

La historia de los videojuegos es una saga marcada por la innovación constante impulsada por la evolución tecnológica. Todo comenzó en los años 70 con los videojuegos clásicos, que eran máquinas gigantes en los arcades que mostraban juegos simples en pequeñas pantallas y ocupaban gran parte del tiempo de los niños en una época en la que las horas parecían pasar lentamente.

En ese entonces, los videojuegos se programaban directamente en los circuitos de la máquina y la idea de guardar el progreso era prácticamente inimaginable, ya que la tecnología de almacenamiento era rudimentaria y los datos se registraban en chips ROM.

Cada videojuego era único e inolvidable, pero también podía brindar una experiencia frustrante, ya que cualquier interrupción significaba el fin de la aventura: un padre diciendo que era hora de irse, un corte de electricidad o simplemente la falta de habilidad técnica para enfrentar al enemigo.

Con la expansión del mercado hacia las consolas domésticas en la década de 1980, la experiencia de juego se volvió más accesible. Los cartuchos y los disquetes permitieron a los jugadores llevar sus videojuegos a casa y, por primera vez, guardar su progreso. Esta nueva tecnología incluso ayudó a que algunos de ellos se aventuraran en la creación de sus propios títulos.

Sin embargo, la capacidad de almacenamiento limitada de esos dispositivos restringía la complejidad de los videojuegos. El surgimiento de los videojuegos en 3D en los años 90 revolucionó la industria con la introducción de una nueva dimensión de jugabilidad e inmersión visual. Títulos icónicos marcaron esa era, brindando a los jugadores la posibilidad de explorar mundos tridimensionales con una libertad sin precedentes.

"... ahora, los jugadores pueden acceder a una biblioteca casi infinita de videojuegos en cualquier momento y lugar, sin la necesidad de una consola potente o de gran espacio en disco."

Aun así, dicha evolución técnica también impuso grandes desafíos relacionados con el almacenamiento. Los modelos 3D, las texturas detalladas, las animaciones complejas y los sonidos tridimensionales aumentaron drásticamente el tamaño de los archivos de los videojuegos.

Los medios de almacenamiento predominantes en ese momento, como los cartuchos, empezaron a ser insuficientes para contener la cantidad de datos que requerían estos nuevos y ambiciosos proyectos.

La solución llegó con el uso de discos ópticos como los CD y los DVD, que ofrecían mucha más capacidad de almacenamiento en comparación con los cartuchos tradicionales. Los CD, por ejemplo, podían almacenar alrededor de 700 MB de datos, mientras que un cartucho típico de esa época solo almacenaba unos cuantos megabytes.

Esto permitió a los desarrolladores ampliar sus horizontes creativos para desarrollar videojuegos con gráficos más avanzados, bandas sonoras orquestadas y escenas cinemáticas.

Para entonces, las consolas también comenzaron a usar tarjetas de memoria con el fin de permitir a los jugadores guardar su progreso, lo que proporcionó una mayor flexibilidad a los desarrolladores y amplió aún más sus posibilidades creativas.

Gracias a las nuevas tecnologías, la capacidad de almacenamiento aumentó exponencialmente, impulsada por la evolución de los discos duros y, más recientemente, por las unidades de estado sólido (SSD, por sus siglas en inglés).

Hoy en día, con los avances de los videojuegos en la nube, la frontera del almacenamiento se ha expandido aún más y, ahora, los jugadores pueden acceder a una biblioteca casi infinita de videojuegos en cualquier momento y lugar, sin la necesidad de una consola potente o de gran espacio en disco.

(continuará)

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