Sebastián Jaramillo: ¿Es el metaverso el Internet del futuro?
Cofundador y CEO de Kuick se refiere a la necesidad de comprender mejor los nuevos mundos virtuales que parecieran hacerse cada vez más reales.
El metaverso es un universo virtual que permite que muchas personas interactúen entre sí con objetos digitales mientras operan representaciones virtuales, o avatares, de sí mismos.
Muchos hablan de que esta red virtual sería el sucesor de Internet y se hace difícil pensar cómo esta realidad será el futuro que nos depara el destino, ya que el miedo a lo que puede pasar dentro de estas realidades no deja indiferente a muchos que han estudiado esta “nueva realidad”.
Facebook acaba de cambiar su nombre con muchísima expectación, poniéndole Meta, la abreviatura de metaverso. Zuckerberg ya entró en profundidad a esta realidad y su conglomerado, hoy Meta, que está en el círculo de los cinco más poderosos del mundo, ya ha iniciado un camino rápido a esta realidad.
Uno de los dilemas que presenta este nuevo universo virtual es cómo se logra vivir en una realidad paralela virtual como si fuera exactamente igual a lo físico.
Esta sensación de presencia se logra a través de tecnologías de realidad virtual, como pantallas montadas en la cabeza, que ya hemos visto sobre todo en juegos virtuales, donde ya muchos no solo juegan, sino que interactúan con otras personas, compran equipamiento tal como si fuera la vida real.
Asimismo, hace un par de meses, muchos se sorprendieron con la noticia de que los usuarios de la plataforma del mundo virtual Decentraland han gastado un millón de dólares en tierra digital. Y el mayor contrato para el proyecto Decentraland fue una venta por valor de USD 215.000 a un usuario desconocido.
"A diferencia de algunas décadas pasadas, hoy la tecnología corre a velocidades vertiginosas y, sin reglas claramente establecidas, puede causar mucho daño en diferentes ámbitos."
¿Se imaginan comprando una parcela virtual por una suma de más de 170 millones de pesos chilenos? Una real locura.
Cada parcela de Decentraland representa una porción de tierra en un mundo virtual 3D, en el que los participantes pueden hacer casi todo lo que quieran. El mundo virtual no es interminable, y a cada token dentro del proyecto se le asignan 10 metros cuadrados.
El uso de blockchain para crear una representación digital de un activo comercial real puede proporcionar un mayor acceso a los activos que no pueden intercambiarse fácilmente o que requieren una inversión mínima elevada.
Por ejemplo, la tokenización de activos no líquidos, como los bienes inmuebles, ofrece a muchas personas la oportunidad de invertir pequeñas sumas de dinero en un determinado terreno y luego vender los tokens en el mercado secundario. Este proceso de tokenización de activos está democratizando las inversiones.
La realidad es que los proyectos relacionados con cryptomonedas, NFT y metaverso llegaron para quedarse y, en vez de tratar de no pensar en esta realidad que a muchos les causa temor por lo que puede venir en un futuro, lo primero que hay que hacer es interiorizarse de forma exhaustiva, para así poder ir desarrollando políticas públicas claras sobre lo nuevo que viene.
A diferencia de algunas décadas pasadas, hoy la tecnología corre a velocidades vertiginosas y, sin reglas claramente establecidas, puede causar mucho daño en diferentes ámbitos.
Por eso, urge el trabajo público y privado en estos temas y un amplio trabajo de ciberseguridad que permita frenar fraudes y todo tipo de problemas que pueda traernos esta tecnología que crece sin dar tregua.
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