Eduardo Lasheras: La lujuria de las redes
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Director de Marketing y Producción de la Universidad Andrés Bello. Fundador de Marketing Feliz, autor de libros y speaker sobre marketing positivo.
Qué capacidad de tolerancia ha demostrado y mantenido nuestra gran comunidad ante la historia que presenta los diferentes baches de lo esperado y prometido frente a la realidad. Nuestra idiosincrasia celebra, hace mofas y eventualmente disfruta de anécdotas en cuanto se conoce un cierto favoritismo y resultado equívoco, y sin castigo, de una situación en particular.
El viento; sí, ese temido y esperado aire de agresiva y abrasante velocidad que golpeó a muchas ciudades de nuestro país, entre estas Santiago, nos demostró una equívoca sensación de seguridad de lo que creíamos que de alguna u otra manera ya teníamos ganado: la dignidad de contar con los recursos básicos para vivir en nuestra capital.
Una ciudad herida en muchos focos y que por interminables días no contó con energía de red eléctrica, agua y por algunos momentos, ni siquiera medios de comunicación. Una situación que le hizo y nos hizo mirar hacia atrás constatando que los servicios que creíamos tener por derecho (pagados) solo eran las conveniencias mensuales de algunos pocos ante el desmedro de las necesidades de muchos.
Aun así, considerando que –según los medios– nos encontrábamos en una situación de crisis histórica y difícil de prever, nos dimos cuenta de que en el pasado también las redes de tráfico de influencia atentaron contra el transporte público, desinformación en los medios, en corrupciones de índole políticas y/o cualquier otro aprovechamiento de turno que permitiera sacar néctar de frutos ya difíciles de exprimir.
En paralelo, un país ubicado en la parte norte de América del Sur nos hizo testigos de que estas redes subterráneas ni siquiera responden, o más bien respetan, lo que su ciudadanía necesita y decide, volcándose hacia una ideología de mentira sistemática que desprotege y espanta a quienes aman y promueven su cultura, nacionalidad y residencia.
En definitiva, una mezquina mirada que apunta hacia las grandes organizaciones, lideradas por importantes grupos de poder, que nos provoca una sensibilidad inusual al visualizar que los mayores privilegios se vuelven oportunidades ofrecidas y disfrutadas para y por algunos pocos, obviando la meritocracia y acrecentando el nepotismo en su desarrollo.
Es la capacidad del uso de la información y la comunicación –en consecuencia, de una campaña– la que ajusta esta realidad a términos creíbles para la comunidad, obviando intencionalmente las razones visibles y haciéndola aceptable para salir del bache y continuar desarrollando, lo que, hasta antes de la crisis o el cambio, se mantenía con presunta normalidad.
"independientemente del juego, todas las piezas son importantes en el tablero. Incluso en el ajedrez, el peón otorga una función vital para desarrollo exitoso del juego."
Una realidad que impacta a quienes se mantienen fuera de este núcleo exclusivo y que ven con un justificado desaliento que las posibilidades de un mejor presente están al azar y muy difíciles de planificar.
Ante lo anterior, tenemos la oportunidad de impregnar en este tablero un juego diferente al que nuestra comunidad estaba familiarizada. Uno que aborde la información real que acompañe a planes de acciones y objetivos de la misma índole que conlleven a resultados más concretos y deseables. El deber de una comunicación más transparente hacia quienes son aportadores y a la vez consumidores en el día a día de esta oferta sistemática.
El marketing positivo no siempre abordará una campaña cuyo puente de conexión para elaborar un mensaje determinado sea el humor. Existen oportunidades, como esta, en las que su valor reside justamente en el cómo abordar un asunto delicado para llevarlo hacia un buen entendimiento y resultados idóneos para quienes lo reciban.
Si tuviésemos que realizar un esquema mental de un plan de comunicación para este propósito, nos avocaríamos a los tres grupos que abordan –en su totalidad y no en detalle– con un plan congruente frente a un tema de estas características. Comenzando, claro, con lo más importante: el respeto por el sentimiento que un hecho determinado ha producido en nuestra comunidad. Teniendo aquello en cuenta, podremos elaborar y comunicar un mensaje respetuoso que conecte con lo sucedido.
En nuestro esquema, llamaremos a este grupo (1) Comunicación transversal oficial y/o institucional, dependiendo del origen y características del evento, y propósito de quien solicita la campaña.
En esta “columna” del esquema deberá regir la cautela frente a lo que buscamos comunicar. La idea será transmitirle a la comunidad un sentimiento de pesar por la gravedad de los hechos, y la postura de la organización y de sus representantes frente a ese duro acontecimiento.
Recordemos que las empresas están formadas por personas, y que estas requieren ser guiadas por líderes que se ganen el respeto y su empatía, tanto en lo que dice relación con la comprensión y la comunicación del mensaje de fondo como la forma en que se expresa ese mensaje, en la conducta con que se enfrenta y en las palabras que se utilizan para transmitirlo.
"El marketing positivo no siempre abordará una campaña cuyo puente de conexión para elaborar un mensaje determinado sea el humor."
La siguiente “columna” corresponde al grupo (2) “Normativa”. En él se abordarán todos los aspectos legales y normativos que se deben implementar. Estrategia de comunicación de estas medidas específicas que se tiene por obligación informar.
Su importancia reside en la necesidad de establecer explícitamente ciertos requisitos señalados dentro del marco legal en el que se desarrolla la organización. La comunicación, en este sentido, será de carácter informativo.
Finalmente, la tercera “columna” (3) tiene relación con el desarrollo y propuesta de marketing. La definiremos como “Intención”, siendo aquella que busca generar una cierta disposición de ánimo, al momento de transmitir de manera efectiva el mensaje.
Las acciones de este grupo buscarán sorprender e impactar a la audiencia de una manera que otorgue sentido a toda la campaña. Así las acciones desplegadas buscarán sensibilizar y generar sintonía con el tema o asunto abordado, en concordancia con la información y acciones desarrolladas por los grupos 1 y 2.
La palabra “comunicación” proviene del vocablo “común”, del latín communis. Comunicar es, en síntesis, transmitir ideas y pensamientos con el objetivo de ponerlos “en común” con otros. Comunicar es, entonces, hacer comunidad.
Siendo así, ahora comprendemos que, independientemente del juego, todas las piezas son importantes en el tablero. Incluso en el ajedrez, el peón otorga una función vital para desarrollo exitoso del juego.
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