El auge de los bootcamps que enseñan a programar Destacado
La alta demanda por este tipo de especialistas, producto de la aceleración digital, va acompañada de la llegada de centros internacionales de formación en esta área.
A nivel del mercado del trabajo, uno de los signos de este tiempo es la necesidad de especialidades profesionales y técnicas asociadas a la tecnología. La transformación digital que estaba en curso a paso controlado, de pronto se aceleró pandemia de Covid-19 mediante.
Frente a este aumento en la demanda de expertos TIC, las estimaciones de la compañía de reclutamiento Michael Page aseguran que en Chile existe un déficit de un 30% anual de profesionales dedicados al área de la programación.
Y a grandes males, grandes soluciones. Esta necesidad ya está teniendo una oferta creciente de especialistas que la cubran, más allá de la formación propia de universidades e institutos profesionales, o centros de formación técnica.
El nivel de demanda por estos especialistas ha generado el desarrollo de bootcamps tecnológicos, que son centros de formación en programación. Marcas referentes en este sentido, como Coding Dojo, Coding Giants y Le Wagon, ya tienen en Chile una oferta estructurada de cursos.
Startup francesa
Fundada en 2013, Le Wagon es una startup francesa e importante desarrolladora de bootcamps de programación en Europa. Con un equipo de más de 100 profesionales, está en una treintena de ciudades en 20 países diferentes y cuenta con más de 4.600 graduados.
Sebastián Buffo, cofundador de Le Wagon Latin America, comenta que Chile, como hub de innovación para Latinoamérica, jugará un rol fundamental en el desarrollo regional de esta empresa, a la que presenta como una gran oportunidad para quienes quieran iniciarse en este campo.
“Nuestro plan para los próximos 5 años en Chile es ambicioso, ya que buscamos ser la mejor escuela de programación. Para ello, ya estamos trabajando junto a empresas, organizaciones, cámaras y universidades”, explica Buffo.
Junto con apoyar a las y los que quieran involucrarse en el mundo tech, la startup trabaja desde cerca con el ecosistema tech de Chile para “acercar oportunidades de conocer el mundo de la programación a través de talleres online o charlas inspiradoras”, señala.
Reconversión laboral
Según Loreto Larraín, career service manager en Latinoamérica de Coding Dojo, la transformación digital genera una demanda de talento que supera la oferta disponible, lo que explica el desarrollo de bootcamps tecnológicos.
Comenta que muchos de sus alumnos incorporan la programación como un enriquecimiento a sus carreras anteriores o como una forma de reconversión laboral, aprendiendo a programar sin que el conocimiento previo en tecnología sea un requisito.
Agrega que, tras una experiencia de aprendizaje intensiva en un corto período, incorporan herramientas que los transforman en profesionales capaces de crear soluciones tecnológicas. “Además se han convertido o reconvertido en profesionales de mayor grado de empleabilidad”, expresa.
Considera que, teniendo la tecnología la importancia que posee en la vida de hoy, trabajar en la creación de soluciones tecnológicas puede resultar una opción muy atractiva por el estilo de trabajo que ofrece: remoto, parcial, transversal a todas las industrias y de alta demanda.
Kamila Purymska, CEO en Coding Giants
Para jóvenes y niños
Más allá de las salidas laborales, Kamila Purymska, CEO en Coding Giants piensa que también es importante que los más jóvenes desarrollen nuevas formas de organizar, expresar y compartir ideas. “A todos se nos enseña a escribir para que nos comuniquemos con los demás y organicemos nuestros pensamientos; esta misma visión debería ser aplicable al hecho de aprender a codificar”, afirma.
En este contexto, esta escuela ofrece clases de programación presenciales y online para niños y adolescentes de 6 a 18 años, ayudándoles a comprender cómo funciona la tecnología y proporcionándoles las bases del pensamiento lógico.
Coding Giants se compone de programadores y profesionales, con el apoyo de educadores experimentados. Para ellos, aprender a programar estimula la creatividad, el trabajo en equipo y la resolución de problemas, y genera un interés muy necesario por la tecnología.
“No hay que temer porque los niños y adolescentes dediquen una parte importante de su tiempo a estar frente al ordenador, pues ahí reside un potencial académico, profesional y personal que no deben dejar escapar”, señala Purymska.
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