Arturo Vicent: El propósito y la lección de Israel
El gerente general SAWU analiza, desde la perspectiva del emprendimiento y la innovación, el sentido de un concepto muy usado en las comunicaciones de marketing.
La Región de Antofagasta, debido a su impronta minera, lidera en innovación, tanto en grandes empresas como en aquellas pertenecientes al mundo de las pymes, sector con el que SAWU trabaja estrechamente impulsando el comercio local.
Es en este contexto que nos sumamos a la Misión Comercial Israel 2022, organizada por Endeavor, con el objetivo de conocer la experiencia de este país de nueve millones de personas inserto en un desierto más pequeño que nuestra región, pero que aun así es líder mundial en todos los indicadores de innovación, ciencia y tecnología.
La agenda incluyó una serie de reuniones y visitas que nos permitió conocer parte de su historia, su mundo empresarial, plantas tecnológicas y distintas ciudades, todo con el fin de adquirir una visión más amplia y entender cómo Israel consiguió convertirse en la superpotencia que es hoy.
Conversamos, por ejemplo, con el periodista Henrique Cymerman, reconocido por sus coberturas desde zonas de conflicto, quien fue el primero en utilizar la palabra “propósito” como impulsora de estos resultados, concepto del que todos están conscientes como país, sociedad y personas; todos saben y tienen claro cuál es su “propósito”.
Cuando visitamos empresas ligadas a la innovación en alimentación, agricultura, inteligencia artificial, salud, transporte, entre otros, todas líderes en sus rubros, volvimos a escuchar el concepto “propósito”, ahora como columna vertebral del desarrollo y éxito.
En Israel, desde edad muy temprana se incentiva a hombres y mujeres a que desarrollen su capacidad de innovar, emprender, soñar, crear; parte importante del concepto de “propósito” se forja en esta etapa.
"La clave es estar alineados, contar con leyes o políticas públicas, pero también se debe tener la disposición, encontrar nuestro 'propósito', lo cual no se refiere a algo tangible o escrito."
En nuestro paso por Tel Aviv conocimos su ímpetu innovador, una ciudad diseñada para emprender, donde el sueño de todos es crear la próxima startup de talla mundial; de hecho, en esta ciudad los reclutadores o head hunters ponen especial ojo en la cantidad de emprendimientos realizados por el candidato, independientemente de los resultados obtenidos.
Jerusalén, por otro lado, si bien tiene un contexto mucho más histórico, también se mueve con la mirada del emprendimiento y la innovación, destacando la agricultura por goteo, la modificación genética o la innovación en desalinización.
Luego de esta experiencia, la conclusión es que tenemos mucho que aprender de Israel, sobre todo en nuestra región. Pero, más que importar alguna tecnología o innovación, lo que tenemos que hacer es importar el concepto de “propósito”: trabajar juntos, de forma encadenada y coordinada, grandes mineras, Estado, proveedores, emprendedores, todos con un mismo compromiso, el de impactar en la región y, por consiguiente, al país.
La clave es estar alineados, contar con leyes o políticas públicas, pero también se debe tener la disposición, encontrar nuestro “propósito”, lo cual no se refiere a algo tangible o escrito.
Veamos un ejemplo: en Israel, el Estado entrega terrenos a agricultores y los capacita en técnicas de cultivos hidropónicos y riego por goteo. A su vez, las plantas desalinizadoras le comparten una cuota de agua a estos agricultores, mientras que los privados, por su parte, se comprometen a vender y dar prioridad a este tipo de cultivos en sus supermercados. Finalmente la gente, orgullosa de la producción regional, prefiere consumir productos de origen local.
En Chile hemos tratado de hacer esto en diversas ocasiones, pero en algún eslabón se rompe la cadena; estoy convencido de que se corta porque se pierde el foco principal: el “propósito”. Cuando entendamos e internalicemos el significado real del “propósito”, como Región de Antofagasta y país, no tendremos techo.
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