Claudio Rodríguez: Disminución de la brecha digital

Según estudios recientes, al menos el 9,3% de las viviendas del país no son atractivas para los despliegues de red de fibra óptica de las empresas de telecomunicaciones tradicionales.

Este porcentaje hoy no posee, y será muy difícil que en un futuro cercano pueda tenerla, una conexión a Internet. La inversión requerida para ese grupo es muy difícil de financiar, constituyendo la real brecha digital real, la más difícil de erradicar.

Para lograrlo no basta solo con resolver la barrera económica para adquirir un dispositivo con capacidad de conexión a Internet; se requiere también una inversión en redes de acceso, en que el alto costo de las soluciones tradicionales atenta contra la inmediatez de la necesidad.

Lo anterior, olvidando que existen otras tecnologías que pueden resolver en forma rápida y económica, que son la punta de lanza que permite entregar conectividad de calidad, hasta que existan los recursos necesarios para llegar con redes fijas.

Por un tema comercial, las inversiones en tecnología y conectividad se concentran en polos urbanos, donde existe mayor densidad de población. Como consecuencia, al momento de evaluar los proyectos, se postergan las necesidades de zonas rurales por su baja densidad de población, una historia permanente y más evidente desde el nacimiento de las redes móviles y dispositivos inteligentes.

"... al menos el 9,3% de las viviendas del país no son atractivas para los despliegues de red de fibra óptica de las empresas de telecomunicaciones tradicionales."

Una tecnología que permite disminuir la brecha digital es el satélite y en particular aquellos servicios que utilizan la banda Ka, que existe comercialmente hace más de 13 años, ampliamente desplegada en Estados Unidos y Europa.

Sin embargo, producto de la ausencia de políticas públicas para potenciar y favorecer empresas innovadoras locales, a lo que se suma la falta de experiencia técnica para evaluar proyectos de este tipo de proyectos y generar acuerdos con operadores privados para su masificación, se dificulta su despliegue, desperdiciándose la oportunidad para resolver en forma inmediata la llamada brecha digital.

Mientras esta exista, seguirá también aumentando la brecha educacional, el aislamiento y acentuando las diferencias y desigualdades sociales.

Tomemos en cuenta, desde el punto de vista del costo, que Chile gasta en torno a $700.000 por mes para mantener encarcelado a un reo. Pues, con solo un mes se paga el costo del equipo y la instalación de una de estas soluciones… y con dos meses, se puede solventar el servicio de un año.

En el caso de las escuelas rurales, nos deberíamos preguntar ¿cuánto puede costar y cuánto demora llegar con fibra óptica a una escuela en la precordillera?, ¿podemos esperar para llevar la conectividad al sistema de educación de un niño? Algo que podría extrapolarse a las microempresas, pymes y hogares del mundo rural.