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Jose Ignacio Díaz: Cómo llegar a la ‘última milla’ con redes 5G

Jose Ignacio Díaz: Cómo llegar a la ‘última milla’ con redes 5G

El analista senior de telecomunicaciones en IDC Chile propone una doble aplicación para este término al hablar de esta nueva tecnología de conectividad.

La llegada de las redes 5G se considera como la generación de telecomunicaciones que democratizará la conectividad.

Al proporcionar una conectividad de alta velocidad y baja latencia más allá de los centros urbanos, 5G promete mejorar el acceso a servicios básicos en salud y educación en zonas remotas, así como revolucionar sectores como la minería y la agricultura cuando no hay accesos físicos de telecomunicaciones.

Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), para ser clasificadas como 5G, las redes deben proporcionar velocidades máximas de datos de 20 Gbps; más de 20 veces más rápido que las velocidades máximas de 4G LTE.

Para que 5G pueda ofrecer, por ejemplo, clases por streaming a estudiantes universitarios en zonas rurales o sesiones de training en línea vía realidad virtual a una faena minera, la conectividad debe ser estable y fiable.

El mayor reto para Chile es por ello proporcionar la llamada infraestructura de telecomunicaciones de “última milla”, que el gobierno y el sector privado están abordando con una serie de decisiones tecnológicas enfocadas en el despliegue de conectividad.

Iniciativas clave son los tres proyectos de red troncal de fibra licitados para cubrir las zonas del extremo sur (FOA), norte (FOT) del país y una mirada nacional (FON) con una inversión pública total de USD 360 millones.

Chile ha hecho un magnífico trabajo con la fibra óptica y está entre los cinco primeros países de la OCDE en crecimiento de los despliegues de fibra óptica en el último año. Pero la red troncal solo llega a los principales centros urbanos.

Complementando estos esfuerzos, el gobierno ha destinado $ 93.494 millones (USD 103 millones) para proporcionar conectividad de última milla a todas las regiones del país, incluyendo la instalación de antenas 5G en 366 municipios remotos y una cadena de zonas Wi-Fi gratuitas.

Otra forma de conectividad de última milla a zonas remotas es el satélite. Tradicionalmente considerado poco práctico para las comunicaciones generalizadas, por su lentitud y alto costo, nuevos proyectos como O3b, el Proyecto Kuiper de Amazon y Starlink de Elon Musk ofrecen conectividad de baja latencia en órbitas medias (MEO) y bajas (LEO).

Implican un costo accesible y están siendo considerados por el gobierno chileno como un complemento a 5G. Sin embargo, 5G es la principal apuesta y Chile es el país más avanzado de Latinoamérica en su despliegue.

"... los principales operadores de Chile ya han avanzado rápidamente en el despliegue de redes 5G, lo que sugiere que debería haber un mercado de precios competitivos."

Los beneficios de la conectividad 5G

Tener acceso a comunicaciones 5G de alta velocidad traerá grandes beneficios al usuario final para fines de entretenimiento e industriales. Por ejemplo, la descarga de un videojuego de 40 GB para una consola PS4 o PS5 tardará sólo cuatro segundos utilizando el 5G, frente a las cuatro o cinco horas que se tarda con una red 4G, según Subtel.

Del mismo modo, lo que tardaba 26 horas en descargar una película de dos horas usando 3G y dos minutos a través de 4G, tardará sólo 3,7 segundos en 5G.

Para sectores como el manufacturero, las redes de alta velocidad permitirán que miles de dispositivos del Internet de las cosas (IoT) envíen datos para ser procesados en tiempo real y facilitar la toma de decisiones. La realidad aumentada permitirá procesos de formación en línea y los robots sustituirán a los humanos en circunstancias en que la seguridad sea un problema.

En la agricultura, sensores 5G podrían allanar el camino para una mejor gestión de cultivos interpretando datos del suelo y el clima, gestionando más eficientemente los rendimientos del ganado.

En el ámbito del transporte, 5G podría contribuir a que las carreteras sean más seguras y eficientes gracias a actualizaciones del tráfico en directo, ayudarndo a los usuarios a elegir la ruta más rápida y cómoda y reducir la congestión.

El 5G también promete revolucionar la logística de última milla. En un mundo post-pandémico, el comercio electrónico se ha vuelto más competitivo que nunca y los consumidores esperan que sus paquetes se entreguen a tiempo o incluso antes de lo pactado.

Para la gestión de inventarios y almacenes, la alta velocidad y la baja latencia de 5G, combinadas con la computación móvil de borde, pueden permitir una visibilidad más rápida de punta a punta en la cadena de suministro, reduciendo el tiempo para resolver las interrupciones. Se espera que nuevos métodos de entrega, como drones aéreos, crezcan en los próximos años.

La infraestructura de telecomunicaciones es un recurso limitado y costoso de desplegar. Para aprovechar al máximo las redes 5G disponibles, los operadores implementarán tecnologías como las redes definidas por software (SDN), que permiten gestionar, configurar y programar las redes para obtener el máximo rendimiento y eficiencia. La implementación de SDN crecerá en Chile, de acuerdo con estudios de IDC, a más de dos dígitos durante los próximos cuatro años.

La computación en la nube también jugará un papel complementario importante para procesar los datos que se alimentan de las redes 5G. Los dispositivos 5G en el borde de la red procesarán los datos cerca de la fuente, pero los centros de datos serán necesarios para procesar cargas de trabajo más pesadas, como el aprendizaje automático, la inteligencia artificial o el Big Data.

"El mayor reto para Chile es proporcionar la llamada infraestructura de telecomunicaciones de 'última milla', que el gobierno y el sector privado están abordando con una serie de decisiones tecnológicas enfocadas en el despliegue de conectividad."

Desafíos

El despliegue de la infraestructura de telecomunicaciones de última milla no estará exento de desafíos. El riesgo de brechas de seguridad aumenta significativamente a medida que las redes tienen más puntos de entrada. Al mismo tiempo, a medida que más datos críticos circulen por las redes, se generarán más incentivos para que los ciberdelincuentes hackeen el sistema.

Otro problema es la escasez mundial de cable de fibra óptica, clave para el 5G. La pandemia provocó un aumento de la demanda de servicios de Internet y datos, y el precio de los cables de fibra óptica se ha duplicado en algunas regiones, lo que podría frenar el avance de los gobiernos en el cumplimiento de sus ambiciosos objetivos de conectividad.

En tercer lugar, aunque Chile ha sido uno de los primeros en adoptar la tecnología 5G en la región, sigue estando por detrás de muchos otros de la OCDE en cuanto a legislación sobre gobernanza de Internet que garantice la seguridad y la calidad del servicio.

La buena noticia es que, los principales operadores de Chile ya han avanzado rápidamente en el despliegue de redes 5G, lo que sugiere que debería haber un mercado de precios competitivos.

Esto, combinado con los fondos del gobierno para financiar la infraestructura de última milla en zonas remotas, es un buen augurio para la accesibilidad a la banda ancha rápida en todos los rincones del país.

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