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Richard Poore: ¿La migración a lo remoto un cambio estructural?

Richard Poore: ¿La migración a lo remoto un cambio estructural?

Director regional de ventas de DWS (Digital Workspace Company) habla de lo que es necesario considerar cuando se piensa en el teletrabajo como el futuro de las empresas.

El Covid-19 obligó a muchas empresas a cambiar al trabajo a distancia muy rápidamente. Esta migración apresurada, y en un corto período, nos indica que aún hay grandes desafíos por cumplir.

¿Cómo deberían las empresas abordarlos durante y después de la crisis? Para mantener la operatividad del negocio es necesario adoptar rápidamente el trabajo a distancia. Sin embargo, el principal desafío es encarar este trabajo, no de forma momentánea para pasar la crisis, sino de una manera estructural.

¿Por dónde comenzar? Es fundamental evaluar y analizar los elementos de que se dispone y utilizar las herramientas adecuadas para lograr una buena migración. Si la empresa necesita actuar rápidamente, se puede optar por una adopción total que integre todas las herramientas que ya tiene.

Si no existen tales herramientas, o no resultan aplicables o efectivas, existen soluciones fáciles de usar que se pueden instalar y que contienen todas las características necesarias.

Cuando se es autónomo, o en el caso de una pyme con pocos empleados, los interesados pueden suscribirse a Microsoft 365 o Google G-Suite, y trabajar de forma remota desde el hogar.

Pero cuando se trata de compañías más grandes, se empiezan a complejizar muchas situaciones, así como también las apps que se utilizan –apps core del negocio o heredadas–, que no son sistemas navegables desde el exterior de la empresa.

Cuanto más complejas son dichas apps, más cuidado se debe aplicar a la configuración del espacio de trabajo digital, no solo para que sean accesibles desde cualquier lugar y de manera segura, sino que brinden una experiencia al usuario similar a que si estuviese físicamente en su oficina. En este punto la virtualización es fundamental.

Luego, el teletrabajo no solo implica estar conectados con una notebook desde casa, sino comprender todos los procesos que los usuarios realizan día a día, incluyendo, por ejemplo, las autorizaciones internas, aprobaciones de gastos o el envío de contratos firmados en papel (porque el proceso de la compañía no estaba digitalizado), de manera de brindarle un soporte tecnológico que permita la continuidad operacional.

Si bien hay una tendencia a la estandarización, cada empresa es un mundo, con procesos y sistemas propios. Es clave el análisis previo para determinar qué es lo que la empresa necesita, su cultura empresarial y las herramientas que requiere para mantener la productividad. En este punto es muy importante dar soporte de manera completa a todo el proceso de trabajar de forma remota.

En tiempos de contingencia, implementar soluciones de firma a distancia, firma remota, firma digital, firma autenticada o cualquier tipo de firma que se aplique a través de la biometría, es esencial para colaborar con una menor circulación de personas y la minimización de los riesgos de contacto físico. Así se evita una serie de trámites que en otro contexto se realizarían de forma personal en instituciones gubernamentales o bancarias.

Adquirida la tecnología que unifique aplicaciones y equipos de trabajo, se podrán proporcionar buenas experiencias al cliente, fundamentales para la continuidad del negocio, con o sin la crisis actual.

El siguiente paso es construir sobre esto. Iniciar el proceso de adopción, organizar momentos de formación para los empleados, escuchar la retroalimentación, adaptarse cuando sea necesario. Esta forma de implementación estructural es esencial.

El trabajo a distancia es una inversión y la realidad indica que las empresas que más rápido se adapten a esta situación van a ser las que tengan mayores posibilidades de sobrevivir.

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