Viña chilena certificada por practicar viticultura regenerativa
Miguel Torres Chile es la primera en el país, y parte de un grupo de siete en todo el mundo, que se acoge a este estándar que tiende a un mejor modelo productivo.
Siete viñas de cuatro países han obtenido recientemente la certificación internacional de viticultura regenerativa, que respalda la implementación de un modelo regenerativo beneficioso para el viñedo y el planeta.
Una de ellas es Miguel Torres Chile, de la Región del Maule, en nuestro país, la que se acogió a esta certificación que entrega la Regenerative Viticulture Alliance (RVA), un estatus de alcance global focalizado en la viticultura.
El estándar RVA, impulsado en colaboración con The Regenerative Viticulture Foundation, contempla la verificación de los viñedos por parte de Ecocert, que es un experto mundial en certificación orgánica y sostenible.
Se trata de un reconocimiento a los esfuerzos realizados por los viticultores y productores de vino que aplican este modelo vitícola y certifica los vinos que proceden de viñedos regenerativos y, por tanto, contribuyen a mitigar los efectos del calentamiento global gracias a su función como sumideros de carbono.
Huerta de Maule y Santa Digna
En el caso de Miguel Torres Chile, al certificación se basa en haber implementado la viticultura regenerativa en sus cultivos de Huerta de Maule y Santa Digna, para maximizar la sostenibilidad a través de estrategias innovadoras.
La viña del Valle de Curicó se ha centrado en recuperar la fertilidad natural a través del equilibrio de la red trófica, mejorar el ciclo del agua y aumentar la materia orgánica.
Junto a la bodega chilena, se encuentran en la misa situación Domaine Mirabeau (Côtes de Provence, Francia), Domaine Lafage (Roussillon, Francia), Lima & Smith (Vinho Verde, Portugal), Familia Torres (Penedès), Clos Mogador (Priorat) y Jean Leon (Penedès), más pequeños viticultores catalanes.
Un importante beneficio de este tipo de viticultura es la captura y fijación de carbono atmosférico en el suelo, contribuyendo a reducir los niveles de CO2 de la atmósfera, uno de los gases con mayor impacto en el efecto invernadero y calentamiento global.
La cosecha del 2023 es la primera en llevar el sello RVA para las bodegas del hemisferio norte, mientras que las del sur podrán certificar sus vinos a partir de la añada 2024.
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