Eduardo Lasheras: Navidad feliz para todos
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Director de marketing y producción de la Universidad Andrés Bello, y fundador de Marketing Feliz, se refiere a la felicidad como elemento del marketing interno.
Por supuesto que el título de este artículo nos lleva al recuerdo colectivo de un famoso jingle de una muy conocida multitienda nacional e internacional. Debo reconocer que, siendo una persona que se dedica al marketing positivo, o “feliz” como me gusta nombrarlo, recordarlo siempre me genera sentimiento de alegría, cariño familiar y una cierta energía. Así que, desde ya, ocupo esta tribuna para felicitar aquellos creativos y creativas que desarrollaron esta campaña.
No obstante ello, he bautizado este artículo de esta manera por un sentido perverso de ironía y alerta por el momento que vivimos los chilenos. En una reflexión anterior, hablamos del nivel de alegría de nuestro país, comentando en aquel entonces, que, si bien presentaba índices bajos, todo hacía creer que iríamos en aumento para –déjenme ser reiterativo en mi comentario– la alegría de todos y todas nosotros.
Por esta razón, cuando CADEM señala, en su más reciente estudio que, el nivel de felicidad de los chilenos llega solo a un 30%, el más bajo desde que comenzó esta medición en abril, claramente nos alerta de una situación que debemos enfrentar, abordar y corregir a la brevedad posible.
El mismo estudio nos señala que las mujeres (34%), los mayores de 55 años (35%) y quienes pertenecen al segmento socioeconómico alto (37%) son los que se declaran más felices, mientras los hombres (26%), los jóvenes entre 18 y 34 años (22%) y los que pertenecen al segmento D y E (26%) son los que declaran menos niveles de felicidad.
Los sentimientos de pesimismo, pena/tristeza y miedo sumaron –en promedio– un 41% de las respuestas, bofeteándonos a todos quienes creemos que, para crecer en todo ámbito, debemos ser cada vez más felices. Acción lineal que debemos comprender y resguardar.
Conociendo a quienes son más felices, visualizamos también a quienes no lo son tanto. Un segmento de la población chilena que se puede clasificar como dependientes laborales de una empresa o simplemente en condiciones de trabajo no resguardadas o fiscalizadas.
"...el desafío que presentan las cifras que originaron este artículo constata no solo la importancia de creer y generar marketing interno positivo en las organizaciones, sino también de entender que todos somos aportantes para una organización y sociedad que busque ser cada vez mejor para quienes viven y se desarrollan en ella."
Es decir, personas que día a día se levantan, trabajan y se acuestan agotados pensando en el próximo reiterativo día. Es algo así como “el día de la marmota” deprimente. Referencia poco feliz –lo sé– a esa divertida película de Bill Murray y Andie MacDowell, que tanto nos hizo reír en 1993.
Lo señalado nos indica la importancia y responsabilidad de las organizaciones en el sentir de sus trabajadores. En Chile, sabemos y conocemos en persona que, en promedio, el tiempo dedicado al trabajo es bastante superior al familiar o tiempo libre.
Esta brecha entre el tiempo destinado al trabajo remunerado y la gratuidad o beneficio que conlleva aquel en familia u otro ámbito, se ha ido agudizando y generando mayor tensión cuando las presiones de uno u otro no son compatibles. Más aún si el tiempo dedicado al trabajo contempla momentos poco gratos que conllevan sentimientos similares que, de una u otra manera, luego son expresados en los hogares de aquellos que los presentan.
La oportunidad que esta situación entrega para las empresas es única. El cómo estas pueden, mediante el marketing interno, afectar positivamente a sus colaboradores es gratamente brutal. En un mercado altamente competitivo, el producir valor para el consumidor y en consecuencia una diferenciación entre sus competidores más cercanos es esencial.
Por lo tanto, hoy, bajo este entendido, las empresas comprenden que la relación que deben tener con sus trabajadores debe ser cercana, comprensiva y altamente sinérgica, descubriendo lo indispensable que es observar y atender internamente a quienes trabajan y son la fuente potencial de la ventaja competitiva de la organización.
"...cuando CADEM señala, en su más reciente estudio que, el nivel de felicidad de los chilenos llega solo a un 30%, el más bajo desde que comenzó esta medición en abril, claramente nos alerta de una situación que debemos enfrentar, abordar y corregir a la brevedad posible."
De lo anterior, debemos ser precavidos, ya que esto se trata de un plan de comunicación y marketing interno “positivo” consecuente a la estrategia y objetivos de la empresa. Cada acción, debe ser el camino certero hacia un objetivo medible que aporte a un pilar estratégico que se haya definido como parte integral de la misión y visión corporativa. Si no, será muy fácil caer en acciones de gran cuantía, tanto numérica como financiera, pero de poco valor para quienes las experimenten.
Como bien dijo Fernando Segarra: “el humor, las risas y las bromas en la empresa no son indicativos de falta de profesionalismo, sino de un ambiente seguro, un equipo humano y conectado”. Aunque, para que ello funcione, debe desenvolverse en un ambiente enmarcado en un plan real aportante a los desafíos de la organización y sus trabajadores.
No existe mayor motivación de sentirse parte de algo. Es más, este sentimiento es uno de los tantos detonantes emocionales que una campaña debe considerar. El sentimiento de pertenencia es clave ya que motiva a quienes la experimentan, a ser un agente activo en un grupo mayor.
Por ello, la importancia de lograr que un sujeto –colaborador– ejerza acciones aportantes y no lo contrario, será una influencia positiva hacia todos con quienes se vincule. Si a lo anterior también le sumamos el factor emocional de contar con un gran ambiente de trabajo será el detonante hacia una una mayor productividad y motivación colaborativa. Al final del día, como bien se dice por ahí: “la amabilidad es un idioma que el sordo puede oír y el ciego puede ver”.
Por todo lo anterior, y haciendo énfasis a la especial época que nos encontramos, el desafío que presentan las cifras que originaron este artículo constata no solo la importancia de creer y generar marketing interno positivo en las organizaciones, sino también de entender que todos somos aportantes para una organización y sociedad que busque ser cada vez mejor para quienes viven y se desarrollan en ella.
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