El uso de vehículos eléctricos de parte de las marcas se transformó en una especie de propósito competitivo en diferentes sectores. Por ejemplo, ya comenzó a operar en Santiago un móvil de Lipigas impulsado por energía eléctrica que distribuye cilindros de gas de 5 kilos.

La preocupación por contribuir al cuidado del medio ambiente es cada vez más fuerte en las marcas, especialmente aquellas que participan en mercados más fácilmente asociados a la contaminación de la atmósfera.