Ana María Atria: Transitando hacia la digitalización laboral

Hoy nadie duda de que el Covid-19 está dibujando un futuro distinto al que esperábamos, tras habernos confirmado que una crisis puede parar el mundo de la noche a la mañana con trágicas consecuencias y que, agravada por conflictos sociopolíticos y por la debacle económica que deriva de ellos, puede dejar todo patas para arriba por un largo e imprevisible tiempo.

Aún es temprano para anticipar la magnitud de su impacto a nivel de empleo en entornos de marketing e industria publicitaria y tampoco contamos con estudios sectoriales actualizados. No obstante, tratándose de sectores altamente sensibles a este tipo de fenómenos, indudablemente están siendo fuertemente remecidos y cuestionados en su esencia, en su rol, en sus prácticas y en su orientación, así como también seriamente dañados como plazas laborales.

Lamentablemente, son muchas las empresas –agencias, productoras y medios, especialmente– conducidas a una expresión mínima de supervivencia, o derechamente a la quiebra, de la mano de clientes obligados a recortar inversión y apretar el fee ante la fuerte caída de ventas.

Y muchos profesionales de distintas posiciones y disciplinas dentro del sector –equipos completos, en algunos casos– están perdiendo sus empleos o cayendo en la precariedad laboral.

En este contexto volátil e incierto, es especialmente importante generar entornos innovadores y evolucionar hacia una cultura de empresa agile, que facilite la gestión de proyectos y la toma de decisiones rápidas con riesgos controlados.

La cultura digital debe cruzar transversalmente a la empresa partiendo por la alta dirección, para permear desde ahí a cada uno de sus colaboradores.

Si bien es cierto, esto requiere perfiles técnicos con competencias digitales específicas, exige también competencias blandas que combinen curiosidad con sensibilidad social, capacidad para desarrollar ideas creativas con ética; capacidad de autonomía con actitud colaborativa, hambre de aprendizaje con pragmatismo ejecutivo.

"Volverse digital implica algo más que un simple cambio de canales. Se trata de una readaptación de los espacios, de las formas, de los enfoques y de las prácticas laborales."

Contrario a lo que muchos pueden creer, para generar un entorno innovador No es necesario contar solo con personas de perfil nativo digital o técnicamente especializados en los softwares, plataformas y aplicaciones del sector (sin duda, esenciales a nivel operativo).

Pero, Sí es fundamental que, a nivel directivo, se cuente con personas flexibles capaces de percibir, leer y decodificar las señales que emite el entorno, con visión estratégica y creativa para proyectar soluciones –tanto adaptativas como innovadoras– y con conocimientos sobre el potencial de la tecnología que posibiliten el desarrollo de dichas soluciones.

En esa línea, a nivel global se han conformado básicamente 9 grandes ámbitos digitales, ejercidos actualmente desde alrededor de 25 posiciones (Fuente: Inesdi 2019). Ellos son:

1. Estrategia Digital: Posiciones directivas tecnológicas orientadas a la transformación digital.

2. Marketing Digital: Perfiles orientadas a la captación, conversión y fidelización de clientes a través de la web.

3. Comunicación Digital & Social Media: Perfiles que buscan dar respuesta y reflejar la evolución del mercado.

4. Big Data & Business Analytics: Posiciones vinculadas a la Inteligencia Artificial y a la Inteligencia de Clientes.

5. Tecnocreatividad: Perfiles que aprovechan la tecnología y la aplican en forma creativa.

6. Customer Experience: Cargos orientados a la optimización de la experiencia de cliente.

7. Digital Business & eCommerce: Posiciones vinculadas a la gestión de la actividad comercial online.

8. Recursos Humanos & Employee: Posiciones para la gestión y desarrollo digital del área.

9. Experience Tech & Business Innovation: Ciberseguridad y perfiles que guardan una estrecha relación con la innovación y la tecnología.

Volverse digital implica algo más que un simple cambio de canales. Se trata de una readaptación de los espacios, de las formas, de los enfoques y de las prácticas laborales.

El gran desafío que deberemos enfrentar en esta transición, a nivel de industria y de sociedad, será lograr que el futuro digital se vuelva también inmune contra el «virus» de la precariedad y que el mercado laboral se estructure sobre principios de “responsabilidad digital”, de modo que genere condiciones laborales seguras y oportunidades que dignifiquen a las personas y a sus profesiones.