Carlos Anino: La seguridad, una preocupación incipiente
El CEO de Napse sugiere medidas para allanar el camino para que los usuarios de eCommerce se sientan más seguros al realizar transacciones.
Ocho de cada diez chilenos ha comprado algún producto de manera online en los últimos seis meses. Esta abrumadora cifra se ha visto potenciada por los millennials y centennials, aunque estos segmentos no son los que presentan un mayor crecimiento.
Las personas de entre 55 y 64 años aumentaron sus compras en línea en un 28% y los usuarios de más de 65, sobre un 21%, revelando que prefieren comprar por este medio por comodidad, por la posibilidad de comparar precios y de ahorrar tiempo, cifras reveladas por GfK Chile y Mercado Libre tras el paso del primer trimestre de 2019.
¿Qué pasa con los que aún no compran online? Si bien antes una de las barreras más comentadas era el no tener tarjeta de crédito, esta vez se alzó una nueva razón: la seguridad. Según el informe GfK FutureBuy, un 76% de los usuarios encuestados declara estar preocupado por el uso que las empresas hacen de los datos ingresados al momento de comprar.
¿Cómo podemos acomodarnos a las exigencias de estos nuevos consumidores digitales?
Los usuarios están más informados y preocupados por su seguridad en línea. Ya saben que ahorran tiempo, que es más cómodo y que les permite cotizar antes de comprar; sin embargo: ¿están las empresas protegiendo sus datos?, ¿les piden las tiendas la información estrictamente necesaria para la compra o piden además el rut, teléfono o correo electrónico?, ¿qué otras acciones toman los comercios cuando cuentan con toda esa información?
Hay algunas medidas que es posible, como consumidor, ir tomando para comprar de maneras más segura a través de Internet y que las plataformas de ecommerce deberían contar como requerimientos mínimos para ofrecer seguridad a sus clientes en las compras hechas por este canal.
Una de ellas es comprar solo en sitios web que cuenten con medios de pago autorizados. Las páginas web que promueven pagos directos a proveedores a través de transferencias electrónicas entre personas particulares no son seguras, a menos que estén soportadas por aplicaciones que intermedian transacciones entre comercios y personas.
Por otro lado, es bueno tener en cuenta que, de ser necesario deshacer una transacción, aquellas ejecutadas con tarjeta de crédito son más fáciles de cancelar y desconocer con la entidad bancaria, lo que nos da un margen de acción en caso de cualquier problema.
Comprar desde redes públicas, como wifi compartidos o corporativos, también hace que las transacciones sean menos seguras. Lo mismo ocurre con las sesiones en navegadores en modo incógnito, por lo que deberíamos evitar hacer compras en ambos escenarios y preferir las redes privadas o domésticas.
Por último, los sitios web que soportan transacciones deberían estar catalogados como “sitio seguro” y contar con el símbolo de un candado justo antes de la dirección en el navegador. Además, en su url debería incluir el código “https”, que la señala como una página segura.
Con esta información en poder de los usuarios, es el turno de las empresas de implementar estas medidas en sus sitios de ecommerce, ya que la seguridad es un punto clave para el usuario al momento de comprar online. En la medida que el sitio web cuente con mejores medidas de seguridad y sea claro en sus políticas de protección de datos, los clientes se sentirán seguros comprando en él.
Compradores más informados sin duda presentan una oportunidad de mejora en la protección de datos de los consumidores que están prefiriendo hacer sus compras en línea y debería ser una prioridad para las tiendas que cuentan con su canal de ventas a través de Internet.
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