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Cristina Villavicencio: Reducir brecha entre trabajadores y alta gerencia

Cristina Villavicencio: Reducir brecha entre trabajadores y alta gerencia

Socia y consultora senior de Almabrands plantea en esta columna la manera de hacer aquello desde un propósito, aclarando la real dimensión de este concepto.

“Ya hemos definido nuestro propósito… ¿y ahora qué?”

Cada vez, con más fuerza, escuchamos esta frase desde nuestros clientes, compañías que han decidido convertirse en empresas movilizadas por el propósito, una razón de existir profunda que va más allá de los resultados y la rentabilidad.

Esta nos invita a comprometernos y poner al centro de la estrategia a las personas –con los colaboradores como un eje fundamental–, el entorno, la sociedad y el medio ambiente.

Sin embargo, algo no está funcionando bien y/o lo rápido que quisiéramos…

Hace unos días, un estudio de Cadem y PwC, llamado “Percepciones de empresarios y trabajadores de grandes y medianas empresas”, buscó responder interrogantes sobre cómo reconstruir confianzas y conectar a las grandes corporaciones con la sociedad, con los trabajadores y los clientes.

Solo un par de datos: El 40% de los líderes empresariales piensa que las grandes firmas aportan a la sociedad, pero solo el 15% de los trabajadores lo cree realmente. Y mientras el 55% de los líderes empresariales confía en las grandes empresas, solo un cuarto de los trabajadores y de la opinión pública opina lo mismo. Otra cosa es con las pymes.

¿Lo percibido por unos y otros es un pequeño ‘gap’ o un abismo?

"El verdadero valor y principal desafío de construir propósito hoy está en la capacidad de asumir y comprometerse con este viaje, en que los protagonistas principales son el mundo interno de cada organización."

Sin duda, se trata de una brecha importante, y lo definitivo es que la alta dirección no parece estar percibiendo que el rol de la empresa en la sociedad está siendo cuestionado. Sobre todo, por sus propios trabajadores, en especial los jóvenes, que están más conscientes de la importancia de trabajar las confianzas que permitan construir puentes que los acerquen.

Hay que acelerar la marcha. El trabajo de definir, co-crear y construir un propósito que dé sentido, articule la estrategia y que haga honor a la historia e identidad de las compañías, además de poner en vista los desafíos que nos presenta la sociedad, ya representa una parte compleja y profunda del proceso.

Pero una vez definido lo anterior, lo que viene es que ese propósito se convierta en el real eje y articulador de todas las acciones de una compañía, integrándose con la estrategia de negocio y la cultura de la empresa.

En este sentido, el primer paso es comunicar, difundir, involucrar y hacer parte a toda la organización de esta nueva definición. Es necesario que el propósito resulte primero conocido, familiar, y luego se sienta como algo que cada persona puede apropiarse y llevar a la práctica en su día a día.

Y no basta con que los altos ejecutivos estén convencidos y comprometidos: el propósito no se vivirá, no se hará real, si no llega con fuerza a la “primera línea”, a todos los rincones, a cada colaborador, y en especial a quienes son responsables del vínculo y relación con los clientes.

"El 40% de los líderes empresariales piensa que las grandes firmas aportan a la sociedad, pero solo el 15% de los trabajadores lo cree realmente."

Tenemos un gran desafío en hacer que las definiciones de propósito se sientan propias para todos los colaboradores.

Luego, debemos comenzar a avanzar en este viaje hacia las capas más profundas de la organización; un propósito debe vivirse y respirarse en todas las áreas y equipos, partiendo por la cultura organizacional.

Y así como debemos permear la cultura, también debemos hacerlo con la estrategia. El propósito es el marco que da sentido y moviliza la estrategia de negocios, la estrategia de sostenibilidad, los procesos de innovación y el desarrollo de productos y servicios.

Hay bastante trabajo por hacer, las intenciones existen en las grandes corporaciones, pero el estudio de Cadem y PwC nos muestra que tenemos que avanzar una enormidad para que el propósito sea una definición compartida y despliegue todo su potencial.

El verdadero valor y principal desafío de construir propósito hoy está en la capacidad de asumir y comprometerse con este viaje, en que los protagonistas principales son el mundo interno de cada organización.

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