Cultura: Interesante apuesta para el sector privado

Hoy no se concibe un museo de manera independiente a su comunidad; es más, los museos del siglo XXI se articulan para y a partir de la experiencia y memorias de quienes lo componen y visitan. El MUBO, Museo de Bomberos de Santiago, no es una excepción.

Este espacio recoge, a través de una colección de más de 3.000 objetos, la historia del Cuerpo de Bomberos de Santiago. En él, los y las visitantes tienen la oportunidad de conocer sobre nuestros bomberos voluntarios en cada una de las piezas atesoradas; así también, pueden identificarse, reconociendo sus propias historias por medio de estas memorias colectivas.

Este 17 de enero el MUBO celebra un año desde su reapertura al público, hito que marcó una nueva propuesta de cara a la comunidad al poner a disposición de los y las visitantes una experiencia museal que combina la participación con el aprendizaje, disfrute y asombro. Todo gracias a una apuesta museográfica de punta, que hace convivir de manera armónica la exhibición de objetos patrimoniales con diversos dispositivos tecnológicos.

La existencia de este museo es una contribución cultural y social para nuestro país, entendiendo que el patrimonio de un grupo humano es una fuente inagotable para su desarrollo y progreso. No es fácil creer y sacar adelante proyectos de esta envergadura; sin embargo, al poco andar de su materialización es posible entender y dimensionar la magnitud de su impacto en la vida de las personas.

Fue el Cuerpo de Bomberos de Santiago quien impulsó la creación y reapertura del MUBO, pero fueron colaboradores como el Gobierno Regional, Anglo American y Aguas Andinas, quienes apostaron y creyeron en el museo, incluso cuando esta nueva versión que se buscaba crear para su reapertura era solo un conjunto de buenas ideas.

Anglo American vio en el MUBO un espacio donde es posible hablar y educar en torno a seguridad y prevención, teniendo como punto de encuentro con la colección del museo la exhibición de trajes de seguridad. Estos han evolucionado de forma impresionante a través de los años, lo que se puede apreciar en el recorrido, así como también en una intervención donde –por medio de dispositivos tecnológicos– los y las visitantes juegan y se familiarizan con trajes de última generación.

Por su parte, la apuesta de Aguas Andinas está sustentada en la unión tácita que existe entre el agua y los bomberos, unión que posee un sinfín de aspectos de los que es posible aprender en el museo. Sea por medio de objetos históricos relacionados con el manejo del agua, como también a través de dispositivos tecnológicos para interactuar, donde el énfasis está puesto en educar a la comunidad en torno al uso consciente de este recurso.

Sin duda, el MUBO es un positivo ejemplo de cómo se puede articular y poner en valor una colección, convirtiéndola en un aporte a la comunidad, por lo que no es de sorprenderse que en su primer año haya recibido más de 27.000 visitantes.